The Black Sheep


Prólogo

Diana jura ser un error de la existencia misma, apegada a la creencia de que las personas como ella no deberían de vivir. Estos pensamientos son fácilmente malinterpretados por la mayoría, por todos aquellos que no pueden tolerar una conversación junto a la joven. Porque, ¿Qué imagen puede dar alguien tan descuidada y con un historial clínico tan amplío?

Pero nadie entiende a lo que Diana realmente se refiere, al menos, no las personas cercanas a ella. Se reconoce a sí misma como la nada misma, como un simple concepto obligado a llamarse “humano”.

—¿No lo entienden? Somos una construcción social, todo lo que nos rodea en el basto universo lo es. —Repite una y otra vez.

Muchos la llaman loca, por no decir todo su alrededor. Es por eso que, para la señorita Diana, los errores no deberían existir: “El mundo actual no está preparado para solucionar lo que está roto”.

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Introducción

Nací de un vientre lleno de odio y rencor, creada a base de un acto de vulgar y vacío. Soy la causa de una separación, la razón por la que mis padres no pueden verse a la cara ni tampoco girar hacia mí. Un acto de culpa que los consume a ambos hasta el día de hoy, su mayor error por mucho que lo quieran negar.

Mi madre me golpeaba cuando era una niña. No dejaba de gritarme sobre lo enferma que me encontraba y lo mucho que me merecía el mal. Por otro lado, mi padre, ya con su propia vida resuelta, no dirigía palabra hacia mí ni siquiera para jugar. Ahora para ambos soy una adulta y les gusta fingir que eso no sucedió jamás. Ni siquiera terminé de desarrollarme aún, pero fui obligada a pensar más de lo que me gustaría a una joven edad, tal vez por eso escribo esto con tan sólo dieciocho años y a los trece me intenté suicidar.

Cada vez que había un problema judicial sus preguntas paraban directo frente a mis pies incluso si no había pisado siquiera el secundario. “Pregunten a la niña genio” decían, mientras yo podía escuchar los miles de aplausos dentro de mi cabeza. Me sentía como la prisionera, como una exposición dentro de un antiguo y ambiguo circo.

Miles de casas y ninguna a la cual llamar hogar, tanta gente a mi alrededor, pero nadie a quien pueda llamar “familiar”. El amor en mi corazón nunca existió. A veces me pregunto qué forma tiene y a qué sabrá, qué olor provendrá.

No puedo sentir la calma en un simple abrazo, cada uno de ellos es incómodo y me quita el aire si intento respirar. El tocarme se siente como una enfermedad. Incluso sola puedo sentir sus toques, el cómo me ahorcan y cortan mis tobillos sin piedad. A veces no me deja dormir en paz.

Soy un error y me lo demuestran hasta la actualidad.

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